El Principito en la ciudad.
Ficha técnica:
Título: “El Principito en la ciudad”
Técnica: Collage digital
Dimensiones: 1910 × 1304
Año: 2017
Título: “El Principito en la ciudad”
Técnica: Collage digital
Dimensiones: 1910 × 1304
Año: 2017
Abordaje Formal
Collage digital hecho con diversas imágenes de ciudades, como grandes extensiones de barrios, edificios, calles, alumbrado público, y la presencia de una circunferencia de color amarillento alusiva al sol, crean en su conjunto un paisaje urbano. También hay una fuerte presencia de retratos, entre rostros de niños, adultos y animales, con diversas fotografías sacadas de la internet, con la excepción del principito, quien es el único personaje que no es una foto, sino un dibujo.
En menor medida, y también por medio de fotos, se halla la presencia de plantas como las rosas. Además, se puede ver un elemento tipográfico que sirve de título dentro de la propuesta, al estar en la parte superior izquierda, es la primera en leerse, esto desde una postura occidental, pues la lectura es de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo.
Por último, se puede nombrar el fondo, con una textura de papel de acuarela, puesto que, aunque todo el collage fue hecho en digital, se quiere dar una apariencia como de papel real, un toque rústico que permite dar un acabado similar a las imágenes, con el fin de generar una unidad.
En menor medida, y también por medio de fotos, se halla la presencia de plantas como las rosas. Además, se puede ver un elemento tipográfico que sirve de título dentro de la propuesta, al estar en la parte superior izquierda, es la primera en leerse, esto desde una postura occidental, pues la lectura es de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo.
Por último, se puede nombrar el fondo, con una textura de papel de acuarela, puesto que, aunque todo el collage fue hecho en digital, se quiere dar una apariencia como de papel real, un toque rústico que permite dar un acabado similar a las imágenes, con el fin de generar una unidad.
Análisis representativo simbólico
“El principito en la ciudad” coloca a un personaje famoso en la literatura occidental, y hasta mundial, en una situación distinta a la narrada por su autor original, descontextualizándolo, porque aunque las imágenes igual narran su llegada a la tierra, lo que ve en ella no es el desierto en África, sino barrios, calles, urbanismos con carros y tránsito.
La ciudad es el hogar de muchos, y con sus múltiples calles se vuelve el espacio de transito de muchos otros, pero en la mirada risueña de el Principito, las calles y los barrios se vuelven un bloque homogéneo que simboliza desorden, algo típico en ciudades no planificadas, o por lo menos, en sus áreas marginadas y/o descuidadas; ademas simboliza, con la presencia de él, y la de otros niños solos frente a la ciudad, una realidad de niños pidiendo en la calle, y los que crecen entre sus casas (en una estadía esporádica) y en la calle como zona de juegos (fútbol, el escondite, etc). El hombre frente a la ciudad, o más bien el protohombre, pues aún no es uno, pero ya tampoco es sólo un niño, abandona su infancia poco a poco, la pérdida de la niñez se hace un símbolo recurrente.
El hombre en una moto, el hombre con corona y el borracho (hombre rodeado de cervezas) son los personajes que muestran parte de la vida adulta en una ciudad. El echón en su moto, ese que cree que recorre la ciudad como quiere, sería como el vanidoso en la historia original de el Principito. El hombre con una corona hace referencia al rey, ese que reina en su planeta, pero como en él no hay nada, pues sus dominios son nulos, así que un vagabundo lo personifica, ya que dentro de su locura diga ser dueño de mucho, es alguien que no tiene nada, no reina ante nadie. Y el borracho, representa a cualquier bebedor, rodeado de botellas, pero simboliza al “borrachito de esquina", ese que toma para olvidar, toma para no pensar en sus problemas, al que ya la ciudad lo ha tragado, y los ácidos gástricos son el alcohol que lo atonta, lo duerme.
En la tapa del políptico, donde está el título, se puede ver al Principito, y en su entorno la representación de las estrellas, él está sobre una esfera que representaría a su planeta. A lo lejos, a la derecha, está una esfera azul, por el cielo, el agua y los edificios sería el planeta tierra. Con una antesala de líneas diagonales mostrando los urbanismos terrestres, vamos desde el blanco y negro en el planeta del Principito, símbolo de pasar de un asteroide solitario, hasta las líneas a color al llegar a la tierra que está llena de vida, como las moscas. Las moscas representan una vida más en la tierra, pero tienen, además, una carga simbólica en torno a lo putrefacto, a lo dañado, así que él iría a un mundo en deterioro.
La ciudad es el hogar de muchos, y con sus múltiples calles se vuelve el espacio de transito de muchos otros, pero en la mirada risueña de el Principito, las calles y los barrios se vuelven un bloque homogéneo que simboliza desorden, algo típico en ciudades no planificadas, o por lo menos, en sus áreas marginadas y/o descuidadas; ademas simboliza, con la presencia de él, y la de otros niños solos frente a la ciudad, una realidad de niños pidiendo en la calle, y los que crecen entre sus casas (en una estadía esporádica) y en la calle como zona de juegos (fútbol, el escondite, etc). El hombre frente a la ciudad, o más bien el protohombre, pues aún no es uno, pero ya tampoco es sólo un niño, abandona su infancia poco a poco, la pérdida de la niñez se hace un símbolo recurrente.
El hombre en una moto, el hombre con corona y el borracho (hombre rodeado de cervezas) son los personajes que muestran parte de la vida adulta en una ciudad. El echón en su moto, ese que cree que recorre la ciudad como quiere, sería como el vanidoso en la historia original de el Principito. El hombre con una corona hace referencia al rey, ese que reina en su planeta, pero como en él no hay nada, pues sus dominios son nulos, así que un vagabundo lo personifica, ya que dentro de su locura diga ser dueño de mucho, es alguien que no tiene nada, no reina ante nadie. Y el borracho, representa a cualquier bebedor, rodeado de botellas, pero simboliza al “borrachito de esquina", ese que toma para olvidar, toma para no pensar en sus problemas, al que ya la ciudad lo ha tragado, y los ácidos gástricos son el alcohol que lo atonta, lo duerme.
En la tapa del políptico, donde está el título, se puede ver al Principito, y en su entorno la representación de las estrellas, él está sobre una esfera que representaría a su planeta. A lo lejos, a la derecha, está una esfera azul, por el cielo, el agua y los edificios sería el planeta tierra. Con una antesala de líneas diagonales mostrando los urbanismos terrestres, vamos desde el blanco y negro en el planeta del Principito, símbolo de pasar de un asteroide solitario, hasta las líneas a color al llegar a la tierra que está llena de vida, como las moscas. Las moscas representan una vida más en la tierra, pero tienen, además, una carga simbólica en torno a lo putrefacto, a lo dañado, así que él iría a un mundo en deterioro.
Análisis iconográfico e iconológico.
La obra nace ya que en la Universidad Nacional Experimental de las Artes, el profesor del taller de Medios Mixtos 3 le asignó a cada estudiante del grupo realizar una “remezcla”, es decir, tomar el trabajo de un artista y reinterpretarlo (entre otros puntos). Desde niño Elio Barazarte escuchó sobre “El Principito”, la obra más conocida de Antoine de Saint Exupéry, pero no fue sino a sus 20 y tantos años que buscó la historia, leyó sobre ella y entró en un mundo de referencias, no porque la obra en sí haga referencias, aunque aborde diversos temas, sino porque esta obra literaria es de las más leidas en el mundo. La obra original de Exupéry se ha convertido en un ícono, con su protagonista como símbolo de la imaginación, de la niñez y su curiosidad.
En la “remezcla” se toman personajes icónicos del cuento y se les sitúa en otros contextos. Por ejemplo, El Zorro, que en la historia original muestra la amistad, lo hermoso de los vínculos que se pueden llegar a formar, es puesto junto a un niño riendo y otro con los brazos extendidos, dando la idea de que juegan, o simplemente que están alegres. Ese mismo niño (el de los brazos extendidos) viste una camisa verde y una bufanda, igual que El Principito, otra mente curiosa deseosa de explorar el mundo, su mundo. Otra referencia, El Zorro, pero con su cabeza puesta en el cuerpo de un hombre a quien desde abajo le sale un avión, haciendo referencia al aviador, así se unen 2 grandes íconos, símbolos de amistad.
Con una gran popularidad entre las masas, la historia original es todo un ícono, su extensa difusión y la creación de reinterpretaciones fue lo que llevó al autor a escuchar sobre El Principito y así hacer su remezcla.
El autor, al hablar de El Principito llegando a una ciudad, no solo quiere mostrar a los niños del mundo (El Principito representa a los niños), se muestra a sí mismo, él es un personaje más de la vida urbana. Muestra a los barrios como zonas hostiles donde crece un sector de la población, ícono de la vida en el margen (marginalidad) en Venezuela y en general de la pobreza en el mundo, de las zonas más desfavorecidas. Por lo tanto, el autor representa a su sociedad desde una perspectiva decadente, contrastada, asomando la idea de las diferencias de clases, con detalles de la alegría de la niñez.
En la “remezcla” se toman personajes icónicos del cuento y se les sitúa en otros contextos. Por ejemplo, El Zorro, que en la historia original muestra la amistad, lo hermoso de los vínculos que se pueden llegar a formar, es puesto junto a un niño riendo y otro con los brazos extendidos, dando la idea de que juegan, o simplemente que están alegres. Ese mismo niño (el de los brazos extendidos) viste una camisa verde y una bufanda, igual que El Principito, otra mente curiosa deseosa de explorar el mundo, su mundo. Otra referencia, El Zorro, pero con su cabeza puesta en el cuerpo de un hombre a quien desde abajo le sale un avión, haciendo referencia al aviador, así se unen 2 grandes íconos, símbolos de amistad.
Con una gran popularidad entre las masas, la historia original es todo un ícono, su extensa difusión y la creación de reinterpretaciones fue lo que llevó al autor a escuchar sobre El Principito y así hacer su remezcla.
El autor, al hablar de El Principito llegando a una ciudad, no solo quiere mostrar a los niños del mundo (El Principito representa a los niños), se muestra a sí mismo, él es un personaje más de la vida urbana. Muestra a los barrios como zonas hostiles donde crece un sector de la población, ícono de la vida en el margen (marginalidad) en Venezuela y en general de la pobreza en el mundo, de las zonas más desfavorecidas. Por lo tanto, el autor representa a su sociedad desde una perspectiva decadente, contrastada, asomando la idea de las diferencias de clases, con detalles de la alegría de la niñez.
Análisis fenotextual y genotextual.
Entre imágenes entorno a la niñez explorando el mundo, y con distintos personajes que se manejan en la calle, el autor no sólo expresa a los niños del mundo, en el fondo se expresa a si mismo, como él ve su entorno, su mundo sensible.
Por otro lado, además de mostrar a niños explorando el mundo, viendo la ciudad, el mismo autor está explorando, y su planteamiento plástico (El Principito en la Ciudad) es su forma de explorarse. Se proyecta en el protagonista de la historia, viendo lo turbio del mundo, el desorden de las ciudades modernas, el también vive en una ciudad que puede llegar a sentir hostil, pero es su mundo y tiene que andar por el, buscar su destino en su realidad.
Por otro lado, además de mostrar a niños explorando el mundo, viendo la ciudad, el mismo autor está explorando, y su planteamiento plástico (El Principito en la Ciudad) es su forma de explorarse. Se proyecta en el protagonista de la historia, viendo lo turbio del mundo, el desorden de las ciudades modernas, el también vive en una ciudad que puede llegar a sentir hostil, pero es su mundo y tiene que andar por el, buscar su destino en su realidad.